100 AÑOS DE VIDA
El pasado 10 de Agosto de 2015, Rebeca Ema Romero Delgado, cumplió 100 años de vida. Nació el 10 de agosto de 1915, en la vereda de Utapá del Municipio de Albania Santander. Sus padres se llamaron Leonidas Romero y Lastenia Delgado. De su familia no se sabe nada. Esta mujer quedó abandonada sin tierra, sin casa y sin familia. Fue reportada en su estado de abandono, por la promotora de salud que laboraba en esta región, Flor Cleofe Guerrero, y por petición del Doctor Oscar William Fino Gallego (q.e.p.d.), y del entonces alcalde de Albania señor Duqueiro Alexander Cañón, fue recluida en el Hogar Geriátrico “El Edén de la Esperanza” de Albania Santader el de 2003.
Rebeca no puede caminar, pasa su diario vivir en silla de ruedas, no se le entiende bien lo habla, pero a pesar de sus años, es una mujer muy sana, no toma medicamentos, come y duerme bien y es consciente de sus actos. Le gusta orar y que la consientan.
Una semana antes de su cumpleaños, tuvo una crisis de salud y hubo que llevarla de urgencias al Hospital de Albania, donde se mantuvo en observación por varias horas, y el diagnóstico médico no era muy alentador, porque su fuerza vital había decaído totalmente y las esperanzas de vida eran pocas. Sin embargo fue valorada y medicada, retornándola de nuevo al Hogar Geriátrico, y allí con los cuidados de la señor Aidé Gallego, del Hermano Diego Fernando Castro y de Marina Chacón, fue recuperándose lentamente y así pudimos tenerla con vida para su cumpleaños, no con la vitalidad que tenía ocho días antes, pero sí consciente de lo que le celebramos: su cumpleaños No. 100. Fue una ceremonia muy sencilla pero muy sentida. La Eucaristía se celebró a las 12.00 m. en el Hogar Geriátrico, presidida por el P. Jorge Armando Fajardo, y la presencia de un gran número de personas, (aproximadamente 50). Aunque no puede abrir sus ojos, se mantuvo sentada en la silla que fue adornada para el caso, vestida con un traje azul obsequiado por la Doctora Alexandra Cubillos, y recibió los regalos que le llevaron algunas acompañantes.
Después de la Eucaristía, le cantamos el Feliz Cumpleaños y partimos la torta de tres pisos, un número en cada piso para los 100. Después de la torta compartimos un sencillo pero delicioso almuerzo con todos los acompañantes.
Es de destacar que el cumpleaños de Rebeca, fue motivo para hacer varias reflexiones a la comunidad, tanto en las eucaristías como en programas radiales, sobre lo que significa el valor de la vida. 100 años de vida nos dieron tema para hablar sobre la responsabilidad que deben tener los hijos frente a sus padres ancianos. Hay muchos casos que causan dolor y asombro frente a la falta de amor y respeto de muchos hijos frente a sus padres, que los maltratan, les quitan lo que tienen y luego los abandona. De igual forma hay personas deshonestas, inescrupulosas que se aprovechan de la soledad y de la incapacidad de los ancianos y los engañan, los estafan y los dejan en la miseria.
De igual manera, los 100 años de Rebeca, nos dieron tema para hablar sobre el respeto a la vida desde el comienzo hasta el final. La vida es el don más grande y sagrado que hemos recibido de Dios. Desde la concepción hasta la vejez, la vida es sagrada y hay que cuidarla y respetarla.
Así nos ha enseñado Rebeca con sus 100 años. La vida hay que asumirla con amor, sin renegar por las dificultades, sino ponerse en las manos de Dios.
Desde hace 11 años Rebeca está en el Hogar Geriátrico, y durante ese tiempo no la hemos visto amargada de la vida ni renegar por su soledad, por el contrario, a pesar del peso de sus año, es agradecida con Dios y los que le ayudan y siempre mantiene un estado de paz y tranquilidad, esperando con serenidad la hora señalada por el Padre para su retorno a El.
Damos gracias a Dios por este acontecimiento, que quizá para algunos no significa mayor cosa pero para nosotros sí significa mucho, es un momento de agradecimiento a Dios por permitirnos ayudar a los que más lo necesitan. Los pobres, los enfermos, los abandonas, son el tesoro que Dios nos ha dado para cuidar y velar por ellos.
De igual forma un agradecimiento infinito a todos nuestros colaboradores y benefactores quienes siempre han estado con nosotros, ayudándonos en esta tarea se servicio desinteresado a nuestros hermanos más necesitados. Sin Duda El Señor mismo recompensará este acto de generosidad.
Los Hechos de los Apóstoles nos recuerda: “Hay más felicidad en dar que en recibir» (20,35). Dios los bendiga!
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